Se acerca Halloween, una fecha en la que se intensifican los acontecimientos paranormales y en la que los fanáticos del terror aprovechan para visitar lugares espeluznantes, que los saquen de su zona de confort.
Lo bueno es que no se necesita viajar muy lejos para vivir experiencias alucinantes en lugares cargados de misterio, basta con volar a una ciudad y/o tomar un bus a uno de sus pueblos más cercanos para disfrutar de un verdadero turismo de terror. Y es que los destinos en Colombia son tan diversos que pueden complacer a cualquier tipo de viajero, incluso a aquel que llega atraído por el misterio.
Es por esta razón que, en esta ocasión, Viajala -el metabuscador de vuelos y hoteles- hizo una selección de algunos lugares nacionales que guardan historias escalofriantes.
1. Armero
La noche del 13 de noviembre de 1985, una gran avalancha, proveniente del Nevado del Ruiz, enterró a Armero, un próspero pueblo del Tolima, y con él a más de 23.000 de sus habitantes a quienes alcanzó desprevenidos; muchos nunca fueron encontrados.
Con el paso del tiempo, el espacio físico se ha convertido en un camposanto, con cientos de tumbas simbólicas que sobresalen junto a la maleza que invade las ruinas de las antiguas edificaciones. La punta del campanario de la iglesia, que sobrevivió a la tragedia, se ha dejado en el mismo sitio donde antes estaba el recinto sagrado del ahora pueblo fantasma.
Hasta este lugar llegan turistas de todas partes queriendo reconstruir la tragedia y corroborar las historias de ultratumba que aseguran, entre otras cosas, que en las noches es posible escuchar los lamentos de los difuntos, especialmente en lo que queda del primer piso del hospital, donde se encontraba la sala de maternidad.
2. Laguna de Guatavita
Ubicada en la cordillera oriental de Colombia, en el municipio de Sesquilé, Cundinamarca, esta laguna fue una de las más sagradas para la comunidad indígena de Los Muiscas, puesto que allí se realizaba el ritual de investidura de su nuevo gobernante supremo. Se dice que el nuevo Zipa iba en una balsa de juncos adornada con todo tipo de joyas. Tenía el cuerpo cubierto de oro en polvo y, a sus pies, un gran montón de oro y esmeraldas. Cuando la balsa llegaba al centro de la laguna, el pueblo que se encontraba en las orillas arrojaba objetos de oro y piedras preciosas al agua.
Este es uno de los orígenes de la leyenda de El Dorado. La famosa balsa Muisca que se exhibe en el Museo del Oro de Bogotá, es evidencia de que este tipo de rituales se celebraban en los lagos de la región.
Además de eso, la laguna es para muchos una puerta dimensional capaz de establecer puentes entre dos mundos. Pero, lo que pocas personas conocen es que en esta laguna se presume que han sucedido abducciones y que es uno de los principales asentamientos de ovnis.
3. Castillo de Alboraya
Con más de dos siglos de antigüedad, el Castillo de Alboraya, ubicado en Barranquilla, genera todo tipo de emociones. Desde pánico y terror, hasta burlas y escepticismo. Y que esta casa de aspecto terrorífico esconde una leyenda que ha sabido mantenerse en el tiempo de generación en generación.
La historia dice que el dueño del castillo, un español mestizado de apellido Rondón, acostumbraba a salir en las noches a cazar hombres y niños de los alrededores para torturarlos sin piedad dentro de los túneles ocultos del castillo, hasta quitarles la vida.
Hoy en día, el Castillo es un centro educativo de la ciudad, pero muchos aseguran que el ambiente que se siente es bastante pesado.
4. Cementerio Central
El Cementerio Central es el más antiguo de la capital de Colombia y es donde se encuentran enterrados los restos de importantes personalidades del país como ex presidentes, artistas y empresarios. Alrededor del recinto se tejen muchas historias, las más populares tienen que ver con apariciones de un hombre, al parecer un monje que custodia el lugar, y una niña de 15 años que fue asesinada. Se dice que ambos se presentan con túnicas blancas.
Adicionalmente, quienes trabajan en el cementerio aseguran que hasta allí llegan grupos satánicos para hacer invocaciones, que las brujas se reúnen para hacer sus brujerías y que el vudú y la magia negra son tema de todos los días. Todo esto se realiza sobre todo en un espacio conocido como el caracol, una escalera que lleva a un sótano con múltiples pasillos llenos de tumbas.
5. La Jagua
Este pequeño pueblo del municipio de Garzón, Huila, es considerado nada más y nada menos que el legítimo pueblo de las brujas. Originalmente La Jagua era una comunidad indígena situada al borde de la desembocadura del río Suaza en el río Magdalena. Se cree que, en la época cuando los indígenas no convivían con los blancos, los brujos hechiceros del sur del país se concentraban para hacer rituales y conjuros.
Hoy en día, los habitantes de La Jagua creen firmemente en la existencia de las brujas, tanto que las clasifican en dos tipos: la hechicera y la voladora. La hechicera es la bruja nativa que se gana la vida adivinando la suerte con la lectura del cigarrillo y el tabaco; y la voladora es la bruja que se siente irrumpir en los techos de las casas.
En La Jagua las historias de brujas abundan. Una de ellas, quizás la más popular, cuenta que hace muchos años en la plaza principal fue quemada viva una bruja hechicera. Por esta razón, para que nadie olvidara el episodio, cerca de este sitio se construyó un empedrado con la figura de una voladora.
Créditos de portada: locationcolombia.com