Uno de los planes más populares para un fin de semana en Bogotá es recorrer la Sabana de Bogotá, visitar algunos pueblitos y comer algo por el camino. Para niños y adultos, este plan termina inevitablemente con una visita a alguna pastelería o dulcería del pueblo. Allí, existe una variedad inmensa de dulces opciones para rematar el almuerzo. Al recorrer Cundinamarca en carro o en bus no puedes perderte los manjares que el departamento ofrece. En esta ocasión, seleccionamos los cinco mejores postres para que vayas a la fija. ¡Descubre con redbus.co cuál es el mejor platillo de sobremesa entre los postres de Cundinamarca!
La oblea es uno de los postres más sencillos que pueden encontrarse. Sin embargo, ello no le resta sabor ni gracia. Una oblea consiste en dos galletas waffer de harina muy delgadas rellenas con ingredientes típicos y locales. En Colombia se suele servir con arequipe principalmente, aunque también hay quienes le ponen mora y crema de leche. Los más arriesgados incluyen queso rallado, dulces de frutas exóticas, chocolate o coco.
La calidad de la oblea depende, principalmente, de sus ingredientes. Sin duda, el más importante es el arequipe. La idea es que este sea suficientemente espeso como para mantener la oblea compacta, pero no tanto como para que se haga empalagoso. Este postre ha ganado gran reconocimiento a nivel internacional. Durante la última gira de los Rolling Stones en el país, Mick Jagger se atrevió a probar este delicioso aperitivo. Según se supo, el artista comió una de las más sencillas, con solo arequipe y mora, y parece que la disfrutó. Por ello, la dueña del puesto que la vendió lo rebautizó como “Obleas Rolling Stone”. Más allá de lo anecdótico, este postre es icónico de la gastronomía de Cundinamarca y merece al menos un mordisco. ¡Pruébalo y disfrútalo!
El altiplano cundiboyacense es famoso por muchas cosas. Entre otras, la producción lechera de la zona siempre ha sido reconocida. El municipio de Ubaté, por ejemplo, es famoso por sus lácteos: yogures, kumis, cremas y quesos son muestra de ello. Entre los más delicados destaca sin duda la cuajada. Este producto, cremoso y suave, se prepara coagulando la leche con cuajo. Aunque originalmente proviene de España, en los hatos lecheros de Cundinamarca es fácil de encontrar. Originalmente, los españoles la consumían, si bien la preparaban con leche de cabra y no de vaca. Con el tiempo, los habitantes del altiplano lo mezclaron con dulce para mejorar su sabor y obtener calorías.
Recientemente, la cuajada se ha convertido en un postre apetecido, debido a que su sabor neutro combina perfectamente con dulces como el arequipe, las jaleas de frutas y, sobre todo, el melao. También llamado melado, este dulce es simplemente panela de caña derretida con canela. Sin embargo, acompañado por la cuajada, esta delicia se hace realmente irresistible. Se puede encontrar en las zonas montañosas de Cundinamarca, donde es más frecuente hallar granjas lecheras. Si pasas por Ubaté, para por un plato de cuajada con melao, ¡su delicioso sabor te cautivará!
En el tercer lugar del ranking las brevas y los higos son un manjar típico del mediterráneo. Los comían los egipcios antiguos, los griegos y los romanos. Incluso, se dice que era la fruta predilecta del filósofo Platón. El arbusto de la higuera es una planta resistente que no requiere muchos cuidados. Es por eso que esta pudo cruzar el Océano Atlántico y prosperar en clima ecuatorial, donde las brevas se hicieron comunes.
En Colombia, es una fruta muy apreciada, y aunque es menos dulce que el higo, que se cultiva con menos intensidad, se suele endulzar con azúcar o con panela de caña. Para ello, la fruta se cuece con el endulzante y se deja reposar en el almíbar resultante. Sin embargo, las brevas no resultan hostigantes, e incluso se pueden combinar con otros postres. La versión más reconocida del dulce en el país son las brevas con arequipe, aunque también se suelen acompañar con queso o dulce de guayaba. Aunque se suele consumir en navidad y año nuevo, también es un postre que se suele llevar como regalo cuando se visita “tierra caliente”. Disfruta de este dulce mediterráneo como aperitivo, entremés o postre… ¡su mezcla de sabores locales y exóticos es un deleite!
Quizá el postre más asociado con la Sabana de Bogotá y sus alrededores sea el merengón. Este dulce proviene de las pastelerías europeas, con una textura y sabor similar al del macarrón francés. También se dice que es similar a la pavlova australiana. En Colombia, este dulce se prepara con crema blanca, crema de fruta, y merengue, ingrediente que da nombre al plato. Su tamaño puede variar de un plato personal a una torta familiar de varios pisos. Se prepara dentro de una manga pastelera y se deja hueco en el centro, espacio que se rellena con crema y fruta. Usualmente se rellena con guanábana, aunque también suele acompañarse de fresa y melocotón.
Lo más icónico de este bocadillo es su forma de venta. Cualquiera que haya salido de Bogotá por carretera ha visto la forma típica de venderlos. Estacionados en la vera del camino, automóviles (por lo general Renault 4) ofrecen merengones para llevar en todos los tamaños y sabores. Aunque inicialmente aquella fue una respuesta a la crisis económica, con el tiempo se hizo tan popular que se mantuvo en tiempos de bonanza. Su precio no es muy elevado y es una alternativa deliciosa para rematar un buen almuerzo. El postre familiar por excelencia, el merengón es ya un ícono de la pastelería bogotana y colombiana. ¡Aparca tu automóvil en la orilla de la carretera y pide un buen merengón mientras admiras el paisaje sabanero!
El postre de natas es, sin lugar a dudas, el más delicioso manjar que ofrece el altiplano cundiboyacense. Es un postre que requiere mucha paciencia, pero cuyo resultado vale la pena. Al igual que muchos de los dulces en este listado, tiene origen en las tradiciones culinarias españolas. Al hervir la leche, un proceso indispensable para consumirla sin riesgo para la salud, se formaba una capa de nata. Esta crema era, para muchos, desagradable. Sin embargo, al realizar el proceso de hervido varias veces y separar la nata de la leche se obtenía una masa cremosa de textura particular. Al añadir azúcar o panela, las natas adquirían un sabor muy agradable, por lo que se hicieron bastante populares.
En la actualidad, es uno de los postres más apreciados en la región andina. Se suele servir frío y en pequeñas porciones para no empalagarse con su dulce sabor. En su versión moderna se han incorporado otros ingredientes a la mezcla para potenciar el sabor del postre. A las natas y al azúcar se le suman yemas de huevo, uvas pasas, ron y canela en polvo. Así, el postre de natas se convierte en una delicia con sabor local. El postre de natas es, definitivamente, el mejor postre de la región andina. ¡Prueba este suculento manjar y experimenta los sabores del altiplano cundiboyacense!
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