Foto: DE UNA Colombia Tours, www.deunacolombia.com
¿Quieres conocer una cascada maravillosa en la selva tropical del Amazonas? En esta ocasión, redBus te enseña la información que necesitas para visitar el Raudal Jirijirimo, conocido como “la cama de la anaconda”.
Colombia es uno de los países más ricos en fuentes hídricas. Es reconocido a nivel mundial como uno de los países con mayor cantidad de riachuelos, ríos, lagos y lagunas. Además, cuenta con varios nevados, fuentes de agua, así como con dos mares y varios territorios insulares. Por las montañas y selvas de Colombia corren ríos caudalosos, incluyendo el más grande del mundo, el Amazonas.
Hoy, sin embargo, hablaremos sobre uno de los tesoros escondidos de Colombia. Nos referimos, por supuesto, al increíble Raudal Jirijirimo. Es por eso que hoy hemos preparado un especial con todo lo que necesitas saber para conocer, visitar y apreciar este deslumbrante paraíso natural. ¡Acompáñanos a descubrir uno de los secretos mejor guardados que tiene Colombia en su Amazonía!
El Raudal Jirijirimo se ubica en el tramo medio-bajo del río Apaporis, entre los departamentos de Amazonas y Vaupés. Se encuentra cerca del corregimiento de Pacoa, en el departamento del Vaupés, al suroriente del país. El Raudal es una de las cascadas más grandes del país, cuenta con una caída de más de 100 metros de alto. Su clima es húmedo y cálido, como es típico de la selva amazónica.
Para muchos, el Raudal es la caída de agua más bella de todo el país. Se forma cuando el río Apaporis cae por una garganta rocosa que crea un salto de agua majestuoso e increíble. A poca distancia del Raudal desemboca el río Cananarí, cuyas aguas fluyen desde la serranía Morroco, sitio ideal para admirar la vastedad del Amazonas.
El lugar es un paraíso natural en todo el sentido de la palabra. Se encuentra en medio de la selva amazónica, por esta razón lo primero que hallarás aquí es vegetación y fauna. Los ríos, que son las arterias de la selva, recorren de forma laberíntica el lugar. En sus aguas habitan muchos animales, de entre los que destacan especialmente las serpientes. La majestuosa anaconda surca las aguas del Apaporis, así como otras especies de víboras conocidas como güios.
Además, en la cima del Raudal podrás admirar cientos de especies de avifauna. Guacamayas de todos los colores han hecho de esta parte de la selva su hogar. Aquí, en la serranía, vuelan en bandadas por sobre la selva, iluminando a su paso este paraíso. Colibríes, loros, águilas y muchos otros pájaros hacen parte del acervo de este hermoso lugar.
Para llegar a Jirijirimo la mejor forma es tomar un bus desde Bogotá hasta Villavicencio, luego se debe tomar otro bus hasta San José del Guaviare. Compañías de buses como Transportes Arimena van desde Bogotá hasta Villavicencio, el precio aproximado del pasaje es de 26.000 COP, y la duración del viaje es de 3 horas y 30 minutos.
Una vez en San José del Guaviare debes dirigirte al aeropuerto Jorge E. González, donde debes tomar un vuelo chárter de hora y media en un avión DC-3, hasta llegar al municipio de Pacoa, en el Amazonas. Allí, debes realizar un viaje en lancha o chalupa de unas dos horas por los ríos Apaporis y el Cananarí. Tras este periplo te encontrarás con el hermoso Raudal Jirijirimo, cuyas aguas cristalinas y hermosos paisajes te dejarán boquiabierto.
Habitando en la ribera del río Apaporis, el pueblo Kabiyarí es una comunidad indígena que lucha por sobrevivir. Actualmente solo la componen poco más de trescientas personas, cuya cosmovisión y cultura ha resistido por siglos. Este pueblo ancestral, que sobrevive a partir de la caza, la pesca y la recolección de bayas, le debe todo al río Apaporis. En la lengua Kabiyarí, Jirijirimo significa “La cama de la Anaconda”.
Para ellos, el Raudal Jirijirimo es un sitio sagrado, la muestra de la fuerza de los elementos, del poder de los dioses. Jirijirimo es la base del árbol Itchanu, planta medicinal que cura todas las enfermedades. La diosa del árbol no les permitió hacer uso de él, pero al talarlo este se convirtió en agua, siendo el origen del río Apaporis, el Cananarí y sus otros afluentes.
En el 2012 se estrenó el documental llamado “Apaporis”, dirigido por el caleño Antonio Dorado. Inspirado por el libro “El río” del antropólogo canadiense Wade Davis, el director colombiano decidió adentrarse en el Apaporis cámara en mano y grabar un documental sobre este hermoso río. El resultado fue este filme, que sigue el camino recorrido por varios etnólogos y antropólogos en busca de retratar la cultura y costumbres de los pueblos ancestrales que aquí habitan.
La película muestra la travesía del equipo de grabación a lo largo del río, en una época mucho más peligrosa para ejercer el oficio. En aquel tiempo, la zona se veía afectada por el conflicto armado, por lo que además de los peligros de la selva, también tenían la amenaza de la guerra detrás. Sin embargo, el resultado es un documento espectacular que muestra el Raudal Jirijirimo y los rituales y danzas con máscaras de los Kabiyarí. Si quieres conocer algo del Raudal antes de embarcarte hacia este santuario, te recomendamos sin duda echarle un vistazo.
-Lleva ropa cómoda y bebidas hidratantes. También es buena idea llevar snacks pequeños como frutos secos, frutas e incluso bocadillos.
-Lleva bloqueador solar y repelente. Este último es especialmente importante debido a la gran cantidad de insectos que habitan en la selva. También es muy importante dormir con mosquitero y cuidar las fuentes de luz durante la noche para no atraer a los insectos.
-Es recomendable contar con un guía certificado que conozca la zona. También, es recomendable tener un equipo celular o una radio para comunicarse, así como una brújula, un mapa o un GPS.
-Está absolutamente prohibido y penado por la ley con multas y sanciones penales atentar o traficar con animales y fauna silvestre del parque. El río es sagrado y es fuente de vida, también está absolutamente prohibido contaminarlo.
-Los miembros de las comunidades indígenas tienen autoridad y jurisdicción en la zona, por lo cual se deben respetar sus normas y costumbres. En muchas de estas culturas no se fomenta el contacto con el exterior, por lo cual es mejor pedir permiso si se desea visitar el resguardo.
-Te recomendamos no regatear los precios de las artesanías con los nativos, pues puede verse como un insulto.
-Está prohibido encender fogatas y realizar actividades que pongan en peligro la naturaleza.
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