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En esta ocasión, redBus te llevará a lo largo de la vida de uno de los artistas más populares de la música colombiana, el gran Joe Arroyo. Conocerás sus inicios y podrás hacer un recorrido por su extensa discografía. Además, sabrás cuáles fueron los distintos artistas que de alguna u otra manera intervinieron en la carrera musical de este gigante de la salsa de los años 70 y 80.
Alvaro José Arroyo nació el 1 de noviembre de 1955, el día de todos los santos, en la Heroica Cartagena de Indias. Desde muy temprana edad se interesó en la música, cantando por toda la casa las canciones de Raphael y demás artistas de la época. Lejos de jugar con una pelota o a las escondidas con el resto de los niños de la calle, el pequeño Joe prefería pasar el tiempo perfeccionando su técnica cantando dentro de los tanques de agua, para oír el eco e ir cambiando de tono sobre la marcha. Con el tiempo se dio cuenta que al ponerse un balde metálico en la cabeza, tendría un resultado aún mejor, lo que le permitió desarrollar la tonalidad que luego pondría en práctica en los escenarios, además de agudizar el oído.
En su época de estudiante empezó a pertenecer a diferentes coros acordes a su edad pero sus primeras presentaciones las hacía cantando en la misa dominical, sorprendiendo a todos en su barrio. Todos le auguraban un gran futuro. Sin embargo, el Joe sabía que eventualmente el público de la iglesia no iba a ser suficiente y decidió incursionar con una audiencia más exigente, más intimidante y, sobre todo, más metida en el mundo de la rumba.
De alguna forma se las ingenió para trabajar en los bares de la Tesca, una popular zona de tolerancia de Cartagena, lo que le abrió los ojos de manera definitiva, mostrándole la noche y todo el universo que existe entorno a ella: licor, cigarrillo, drogas, mujeres, peleas y el trampolín definitivo para su carrera como artista. Estas andanzas como cantante en los bares más marginales de la ciudad duraron muy poco, pues su profesor de física lo descubrió y logró que lo expulsaran del colegio, ya que no aceptaban que uno de sus alumnos cantara de día en la misa y en la noche se presentara en la tarima de un burdel. Esto en vez de frenar la carrera del Joe, la potenció y le dio más fuerzas de continuar, emprendiendo rumbo a Barranquilla para probar suerte con apenas 14 años.
Barranquilla sería el lugar donde su fama empezaría a crecer. Los carnavales de la ciudad le permitieron explorar varios ritmos caribeños para ir desarrollando su propio estilo. En un día de carnaval, llegó la oportunidad que le cambiaría la vida para siempre. Mientras se estaba presentando en un lugar, donde ya gozaba de algún reconocimiento, recibió la visita de Julio Ernesto Estrada, el gran Fruko. El bajista y fundador de Fruko y su Tesos, se encontraba en Barranquilla buscando al entonces cantante de su banda, Edulfamid Molina, el famoso Piper Pimienta, que se había marchado sin avisar y solo se sabía que se encontraba de fiesta en el Carnaval de Barranquilla.
El bajista apostó por el joven Joe Arroyo para elegirlo como reemplazo de Piper. La idea era llevarlo a Medellín lo antes posible. Piper Pimienta, aunque sorprendido, aceptó la separación y emprendió otros proyectos. Luego coincidiría con el Joe y con Fruko.
Joe Arroyo llegaba a Medellín como la gran apuesta para darle un nuevo rumbo a la banda, pero la sorpresa que se llevó junto a Fruko, que apostaba a ojo cerrado por él, fue que el resto de músicos habían encontrado a otro candidato pensando en cubrir la vacante que dejaba Piper Pimienta. Este cantante era un joven caleño, que poseía un estilo similar al del artista que iba a reemplazar. Su nombre era Wilson Manyoma, el popular Saoko. Entre tantas discusiones por cual debía ser la nueva voz del grupo, lo más justo era ponerlos a audicionar y ver cual se acomodaba más con la agrupación. Curiosamente, ambos cantantes, que no alcanzaban los veinte años, lograron sorprender gratamente al grupo musical, especialmente al exigente Fruko. Ambas apuestas parecían muy buenas, ya que el Joe tenía un tono único y un ritmo mucho más alegre por sus raíces caribeñas, pero Wilson Saoko lograba transmitir un sabor propio del Pacífico. La elección de Fruko fue la más sensata: contratarlos a ambos. De esta forma, Joe Arroyo firma en 1973 su primer contrato con Discos Fuentes, la disquera con la que la banda venía trabajando.
La banda tuvo mucho éxito con la incorporación de los dos cantantes. Discos Fuentes logró producir ininterrumpidamente un disco año tras año entre 1973, año en que se unen las nuevas promesas, y 1981, año en que el Joe deja la banda. Fruko y sus Tesos se posicionó en lo más alto, sus éxitos cada vez eran más pedidos y la demanda del público por oir nuevo material era una constante. Las canciones más representativas de la banda en ese periodo fueron El Ausente, Tania, Manyoma, El Caminante y Payaso, todos estos temas interpretados en la voz del Joe Arroyo, mientras que con Wilson Saoko en los micrófonos, se lograron éxitos de la talla de El Preso y Los Charcos.
A mediados de los años 70, surge un proyecto paralelo a Fruko y sus Tesos, llamado The Latin Brothers. Esta nueva apuesta de Discos Fuentes se centró en volver a explotar la carrera de Piper Pimientas, teniendo a Arroyo y a Saoko como coristas, además de Fruko en el contrabajo. Esta propuesta surge como respuesta a las grandes agrupaciones latinas como La Fania All-Stars, que reunía a diferentes músicos con gran reconocimiento como Héctor Lavoe, Celia Cruz, Bobby Cruz, Willie Colón y Rubén Blades, formando una super banda que era muy escuchada en los suburbios de Nueva York. Con The Latin Brothers se hizo un proyecto similar, llegando hasta Nueva York y otras ciudades estadounidenses.
En 1981, el Joe estaba más que consagrado como uno de los mejores artistas nacionales, pero quería dar un salto aún más grande. Era el momento para dejar atrás a Fruko y sus Tesos, a The Latin Brothers y a las demás agrupaciones con las que colaboró. Debía enfocarse en su proyecto personal. De esta forma le da vida a La Verdad, su propia agrupación, donde podía experimentar con ritmos diferentes. En este periodo alcanza su punto máximo como artista realizando canciones con un ritmo inédito al que denominó Joesón, en el que había combinaciones de cumbia, porro, chandé, socca y hasta un poco de reggae. De este ritmo destacan composiciones como Ella y Tú, Sabré olvidar, Tal para cual y En Barranquilla me quedo, pero el tema que más reconocimiento le trajo fue La Rebelión, una letra que habla del periodo de esclavitud en Colombia.
En el Festival de Orquestas logró recibir más de dieciocho Congos de Oro, y tres Super Congos de Oro, un premio que se creó exclusivamente para él pues ya había ganado todos lo premios posibles y era aclamado como el rey del Carnaval de Barranquilla.
Adela Martelo fue su primer amor. Se conocieron en la adolescencia y lo acompañó en su época de aventurero por Barranquilla y en sus primero años con Fruko y sus Tesos. Esta relación tuvo varios altibajos, aunque estuvieron juntos desde muy jóvenes. Adela y su familia siempre presionaron para que se casaran, pero la vida bohemia del Joe siempre fue un impedimento, incluso cuando nacieron sus hijas Tania y Adela Arroyo Martelo. La pareja se separó a mediados de los 70.
A comienzos de la década de los años 80, cuando el Joe ya tenía su orquesta, conoce a Mary Alonso, quien lo acompañaría por más de veinte años. Mary estuvo con él en todos los buenos y malos momentos que tuvo en La Verdad. De este matrimonio nacen Nayalibe y Eikol Arroyo Alonso.
Finalmente, en el 2005 se casa con Jacqueline Ramón, una mujer que trabajaba en la industria de la música.
¡Disfruta de la increíble música de Joe Arroyo! Solo una advertencia, ¡si la vas a escuchar por primera vez te convertirás en un fan! Descubre más sobre la cultura y música de Colombia en nuestro blog de viajes.
Créditos de portada: hechos.com.co
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