La Amazonía ha sido un enigma por siglos. Se sabe de su existencia, pero su vasta dimensión que se extiende por varios países del continente, la hace un misterio. Se han tenido varios acercamientos, especialmente en las cercanías a las áreas urbanas, pero es más el territorio sin explorar. Esto permite que se descubran maravillas de las cuales hace un par de años no se tenían registros. Así ocurre con la Cascada Anayacito, una imponente obra de la naturaleza que debes conocer en tu visita al Caquetá. ¡Descubre junto a redBus todo lo que debes saber de este destino para empezar a planear tu viaje!
Al ser uno de los departamentos que se encuentran más al sur del país, llegar es complejo. Lo mejor siempre será ubicarse primero en Florencia, capital del Caquetá, para luego desplazarse hasta la Cascada Anayacito. La empresa Coomotor cuenta con un número importante de recorridos y una variedad de horarios para la ruta Bogotá – Florencia. Cootranshuila también cubre este trayecto, aunque su oferta para este destino es más reducida. Una vez en Florencia, el desplazamiento hasta El Doncello puede hacerse en camperos o buses intermunicipales. La distancia es de apenas 37 kilómetros, los cuales pueden hacerse en menos de una hora.
Pareciera ilógico y poco creíble que un lugar de estas características haya pasado desapercibido por tanto tiempo. Pero por más descabellado que suene, no se sabía sobre la existencia de la Cascada Anayacito, salvo los pocos habitantes de la región. Esto se debe principalmente a dos razones. La primera es que tanto Caquetá como los demás departamentos que componen la región de la Amazonía, aunque son muy extensos, son poco poblados dada la densidad de la selva. Esto hace que la comunicación con otras regiones del país sea esporádica y que mucha información no se comparta.
La segunda razón es que estos territorios son muy amplios, y por ello todavía existen partes que no han sido recorridas. Las personas que viven cerca o que frecuentan esta zona sabían de la existencia de la Cascada Anayacito. Sin embargo, el resto de la población no tenía conciencia de este paraíso, ni siquiera muchos de los habitantes de Florencia. La extensión de la Amazonía es descomunal, posee escenarios espectaculares a los cuales el hombre aún no ha llegado. Estos resultan todavía un misterio, pero es importante no adentrarse a zonas inexploradas donde la naturaleza tiene el dominio total.
La popularidad que ha ganado la Cascada Anayacito en el último tiempo no es producto de la casualidad. Dos exploradores, conscientes de los paisajes que esconde el Caquetá, se propusieron conocer cada rincón. Visitaron todo lo que les fue posible, pero lo que más les llamó la atención fue este grupo de cataratas que superan los 100 metros de altura. Fue tal el impacto que les generó su hallazgo, que de inmediato lo compartieron con el resto del país. Esto llamó rápidamente la atención de los colombianos y personas de todo el mundo, incrementando el turismo en el Caquetá.
La maravilla natural que se hizo popular hace poco tiempo, vale cada uno de los elogios que ha recibido. Este complejo de cinco cascadas forma un sendero de corrientes cristalinas con caídas de alturas variadas. Las aguas diáfanas circulan junto a una vegetación de unas tonalidades verde intenso. La profundidad es onda, permitiendo que se creen piscinas naturales donde los visitantes pueden meterse. Las fuertes temperaturas hacen que estas aguas sean ideales para refrescarse mientras se disfruta del inhóspito paisaje alrededor. La diversidad de aves es el complemento ideal para un momento íntimo con la naturaleza.
La vereda de Anayacito se encuentra muy cerca de la población de Doncello. El auge que ha tenido este destino turístico ha favorecido notablemente la economía del pueblo. Esto se debe a que un buen número de visitantes ha llegado en busca de conocer la Cascada de Anayacito. La presencia turística pasó de ser casi nula a ser muy numerosa, generando distintos empleos, principalmente como guías. También se han realizado carreteras destapadas rumbo a las cataratas por donde circulan camperos y motos operados por los lugareños. A esto se le suman cuenteros e historiadores locales que relatan diferentes mitos y leyendas de la zona a los viajeros.
Desafortunadamente, el gran boom turístico que ha tenido la zona del Doncello y, puntualmente, la Cascada Anayacito, tiene sus desventajas. El auge de visitantes ha traído daños en el ecosistema que jamás se habían presentado. Este lugar fue inhóspito por siglos y solo se ha visto maltratado por la presencia de visitantes. Basura, fogatas y estragos en general, son algunos de los fenómenos que se han presentado. Lamentablemente, el contacto exterior ha traído más problemas que beneficios a la naturaleza.
Es vital cuidar la naturaleza, especialmente a la Amazonía, que es el pulmón del mundo. Si bien la vereda del Doncello es solo una parte ínfima de este gigante, logra dejar secuelas. Evidentemente, cuando estaba desolado no ocurrían este tipo de cosas. Vale la pena plantearse la idea que el hombre es quien más daño le hace a la naturaleza. Por esta razón, no hay que prohibir el contacto entre ambos seres, sino entender que son parte de la misma esencia. Cuidar las selvas es una tarea de todos, más allá de si se asiste con frecuencia o no.
Si vas a recorrer Colombia, recuerda siempre respetar y proteger su naturaleza. Con ese granito de arena estarás ayudando a alargar la vida del planeta.
No te quedes sin conocer la Cascada Anayacito en el interior del Caquetá. Aprovecha que aún mantiene el encanto mágico Amazónico y que tiene muchos misterios aún por revelar.
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Creditos de portada: tucaqueta.com
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