¿Quieres planear un viaje en la costa de Colombia? Hoy redBus te invita a visitar Lorica, una ciudad antigua y señorial muy hermosa en Córdoba. ¡Anímate a recorrerla!
En el norte del departamento de Córdoba se encuentra Santa Cruz de Lorica, un lugar con una belleza colonial invaluable. Este sitio guarda una rica historia y unos secretos ancestrales que debes conocer en tu visita. Además, si llegas a acudir a este destino podrás descubrir la gran diversidad cultural que posee, lo cual lo convierte en un pueblo único en la costa.
Una aspecto muy positivo de Lorica, es que tiene muchas vías de acceso. Existe una ruta desde Bogotá utilizando el servicio de Expreso Brasilia. Debido a la distancia, los trayectos son largos, tardando incluso hasta 19 horas desde la capital del país. Por esta razón, los buses suelen salir alrededor de las 10 de la noche para viajar de largo y llegar a una buena hora al día siguiente. Los tiquetes tienen un costo de 225.000 COP aproximadamente.
También hay dos rutas muy agradables a Lorica, partiendo desde Cartagena y Barranquilla, utilizando los operadores Rápido Ochoa (44,000 COP) y Unitransco (77,000 COP), respectivamente. Estos desplazamientos tardan entre 4 y 7 horas, dependiendo de la hora de salida, pues ambas rutas cuentan con múltiples horarios.
Existen varias versiones de la fundación de Lorica. La que tiene más fuerza, relata que el español Juan de Torrezar Díaz Pimienta la bautizó Santa Cruz de Gaita por estar ubicada en la Isla Gaita. En este lugar habitaba la tribu Zenúes, nombre que posteriormente denominaría al Río Sinú. El Cacique de este grupo indígena era Orica, un hombre pacífico que no impidió la colonización. Por esta razón, el nombre fue reemplazado por Santa Cruz de Lorica, en homenaje al supremo líder.
Lorica fue un puerto muy importante y una zona donde el comercio se movía en grandes dimensiones. Este lugar, fue un punto estratégico donde funcionaron incontables mercados que conectaban la Costa Caribe con el interior del país. Desafortunadamente, muchos comerciantes quebraron cuando se asignó a Montería como capital del departamento de Córdoba. Las desarrolladas carreteras troncales fueron desplazando a Lorica, haciendo que los grandes negocios se mudaran.
La actividad mercantil continuó, pero el río jamás volvió a ser el mismo. Hoy ya no es el gran puerto que fue en esa época. Solo permanece la arquitectura colonial de uno de los puntos que más intercambios tuvo en el Río Sinú. El recuerdo vive ahora en las historias y tradiciones del pueblo loriquero.
El movimiento que tuvo este afluente fue tanto, que gran parte de la cultura extranjera llegó por ahí al país. Algunas de las primeras partituras musicales que venían de Europa hicieron su entrada por este lugar. Además, ingresaron el saxofón, la trompeta y el bombardino, entre otros instrumentos, que en ese momento eran desconocidos en Colombia. Esa también fue la puerta de entrada para embarcaciones cargadas con cientos de automóviles y sus respectivos repuestos. Incluso, existe la creencia que los primeros jugadores de béisbol y su extensa tradición ingresaron por el Río Sinú.
Desde finales del siglo XIX, cientos de turcos huyeron del servicio militar obligatorio de su país. Los países preferidos para resguardarse fueron Argentina, Brasil, Estados Unidos y Colombia. Este fenómeno continuó creciendo, pero su punto más alto fue la Primera Guerra Mundial.
Se volvió recurrente la presencia en Colombia de sirios, libaneses, palestinos y árabes en general, además de los mencionados turcos. Se instalaron en Lorica y en varios pueblos alrededor del Sinú, por el gran atractivo mercantil que esto podía generarles. La tradición comercial que tiene esta raza, supo mover de manera definitiva la economía de la región, dándole gran popularidad.
Hoy, el panorama no es muy diferente al de esos días. La colonia árabe se mantiene en esta zona y la descendencia ha sabido continuar con el legado comerciante de los primeros inmigrantes. Char, Amín, Zainúm, Jabib y Jattim, entre otros tantos, son algunos de los apellidos más comunes heredados de esa cultura. Hoy muchos son dueños de algunas de las principales empresas de Colombia.
Como buen pueblo costeño, su plato característico es el pescado. Pero no cualquier pescado. Lorica se destaca por el bocachico, un animal oriundo de la cuenca del Río Magdalena. Puede comerse frito, asado, en viuda y en salpicón. También suele servirse entre un sancocho, acompañado de suero de coco, plátano verde, limón, ñame y yuca. Es tal la abundancia de este alimento, que muchas personas lo comen al desayuno y al almuerzo, alternando sus preparaciones.
A pesar de ser conocida como la Capital del Bocachico, Lorica también ofrece en su gastronomía otros productos propios de la región. Se destacan el mote de queso, el guiso de gallina, el arroz de frijol y el revoltillo de pescado. Además, hay puestos de fritos, quibbes, carimañolas y empanadas rellenas de maíz de huevo.
Por su puesto, la herencia árabe también se hace presente en la alimentación de Lorica. Sin embargo, no es tan común y los lugares para encontrar estas preparaciones son contados. Esa tradición gastronómica se mantiene de puertas para adentro, entre las familias que han recibido este legado cultural. Además, suele prepararse en ocasiones especiales, dejando al bocachico y sus complementos como la principal opción del día a día.
En tu visita a Lorica, dedica un tiempo para compartir con los lugareños. Podrás conocer y disfrutar de su jerga, léxico y lenguaje tan peculiar, adquirido de los inmigrantes árabes. Sentarse a disfrutar de unas chichas y conocer las mil y un historias del antiguo puerto es un gran plan. Nada como la tradición oral para indagar con profundidad la historia de la ciudad antigua y señorial de Córdoba.
También podrás ver diferentes artesanías y aprender de la elaboración del sombrero vueltiao. Esta prenda tiene gran distribución, no solo en la costa sino en todo el país y suele exportarse con frecuencia. En Lorica cobran más valor estos productos porque se hacen a mano. Esto da la sensación de que cada sombrero es único y personalizado, y no uno más de una producción.
Otra actividad que suele involucrar a la comunidad es la salvación y liberación de tortugas de río. Estos reptiles quedan atrapados con frecuencia en los alrededores del río y necesitan de la ayuda de la gente para poder zafarse y regresar al agua. Estos eventos son masivos, logrando reunir un número importante de loriqueros y turistas que se suman a la causa.
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